Foto: Twitter (@FCFSeleccionCol)
El oro panamericano constituye un hecho sin precedentes dentro de la disciplina del fútbol, sobre todo el femenino que demostró su categoría y entrega para alcanzar dicho objetivo. Además de festejar el logro de la selección femenina en las justas de Lima 2019, es un llamado aún más claro a la Federación, empresa privada y Ministerio del Deporte para que procesos como el reiniciado este año siga adelante de cara al próximo ciclo olímpico y mundial, el cual Colombia aspira a ser sede.
Lo mostrado en Lima por Las Cafeteras es una prueba fehaciente de que sus reclamos a principios de año no se quedaron en palabras. Su juego, su compromiso por el país y sus goles quedaron en la retina de miles de colombianos que siguieron por televisión la gran final panamericana contra Argentina y sin importar que se trataba de fútbol femenino se pusieron la camiseta y celebraron con mucha emoción el primer oro panamericano para el país en un deporte de conjunto.
Para muchos, lo realizado por Isabella Echeverri y Melissa Ortiz no fue un simple video de 1 minuto, fue un reclamo que elevó su voz hasta en medios de comunicación tradicionales que no sabían que las mujeres jugaban al fútbol y empezaron a prestarle más atención a ello. Un video que aún ocupa la agenda deportiva y dejó muy mal parada a la Federación Colombiana de Fútbol que pretendía acabar con la selección mayor y cambiar la liga de profesional a aficionada.
Cuando Huila ganó la Libertadores el año anterior, un presidente machista de un equipo de fútbol tildó a las jugadoras de “lesbianas y borrachas”. Luego del oro de Colombia, una “leyenda” del fútbol como Faryd Mondragón no felicitó a las “niñas” como él las cataloga por el logro obtenido en Lima, sino que sus palabras fueron dirigidas a la vicepresidenta del país Martha Lucía Ramírez por ser la “madrina moral” de la selección femenina. ¿Hasta cuándo, hombres como éstos, dejarán de socavar las conquistas de las mujeres en el deporte?
Es un hecho que el fútbol femenino existirá eternamente y nada hará parar a miles de futbolistas que sueñan con jugar un mundial o unos olímpicos con la camiseta amarilla de la Selección Colombia. Que ojalá este triunfo represente en avances hacia la igualdad de género en el fútbol y en todos los deportes, que sea una oportunidad para las empresas de apostar por el talento femenino y que la gente se anime a ir a los estadios a ver fútbol sea masculino o femenino, sobre todo.
Para la Federación no le quedará otra que hacer una liga femenina extensa de un año completo, porque si se quiere mejorar lo hecho en Lima 2019, hay que darles una competencia de calidad para todas las mujeres futbolistas, con contratos largos, transmisiones de más partidos de Liga, estadios en óptimas condiciones y horarios estelares de todos los compromisos (no más partidos a las 10 de la mañana ni al mediodía).
Un oro con mensajes claros y precisos. Los procesos y concentraciones deben continuar hasta la próxima Copa América de 2022, con más partidos amistosos, más llamados a otras jugadoras de la Liga Femenina para iniciar el recambio de cara a los próximos 5 años, y un cuerpo técnico calificado, sea nacional o extranjero, que garantice una preparación óptima de nuestras futbolistas y que nos lleve nuevamente a todo como en 2010 y 2014.
Gracias Selección Femenina por unir a todo un país, por hacernos sufrir y emocionarnos con sus triunfos, porque su sacrificio y esfuerzo tuvieron su recompensa. Este triunfo en Lima 2019 es solo de Ustedes y de todo un país que creyeron en su fútbol. El próximo objetivo será la Copa América 2022 y sé que volverán más fuertes, con sed de revancha y con la mira puesta en regresar a un mundial femenino de la FIFA. Esto es apenas el comienzo de algo brillante y que esto nunca se detenga.