Alianza Lima ha demostrado que sí se puede trabajar para conseguir la ansiada profesionalización del fútbol practicado por mujeres en el país. No basta con poner a las deportistas a dar la cara por un escudo y mandarlas cada fin de semana a defenderlo. Hace falta un trabajo planificado, objetivos concretos, estrategias que ayuden a posicionar al equipo y que la gente hable de los buenos resultados pero también de la institución, de sus jugadoras de su comando y cuerpo técnico.

Alianza Lima se propuso hacer las cosas bien y lo consiguió. Sus números las avalan. En la fase regular anotaron 68 goles en 12 partidos y empataron uno. Arco en cero. En la semi y final, convirtieron 2 goles más y recibieron uno. En total sumaron 70 dianas a favor en catorce encuentros. Impresionante por donde se le mire. Sin embargo, es preciso mencionar que detrás de esta ola de cifras positivas, hay un arduo y largo trabajo detrás. Uno que comenzó con la llegada de jugadoras de alto nivel; pensadas en construir los cimientos de un equipo que no solo es el campeón, sino también el modelo a seguir de los vecinos en la tabla de posiciones.
La llegada de la portera Annie del Carpio, de excelente temporada en la Universidad San Martin, fue uno de los primeros jales. Vaya que justificó su momento con una notable mano cambiada, ante un potente y esquinado remate que ahogó el uno a uno para Universitario, en la final. Tapada de campeonato. Pero antes, la venezolana Neidy Romero, de gran actuación en todo el torneo, agregó un gol más a su cuenta. 15 en total, convirtiéndose así, en la primera extranjera en anotar en la final de la Liga del Perú y en la segunda máxima anotadora. Un sueño que, sin duda, imaginó cuando tuvo que migrar desde su natal Guayana. Ha sido además, internacional con la selección Vinotinto Sub 20 en el 2014 y en la Copa América del mismo año. Experiencia y jerarquía de sobra.

También fue convocada para tienda blanquiazul, la capitana del seleccionado nacional: Miryam Tristán, que con sus 36 años, aportó solidez, confianza, jerarquía y experiencia. Además de 10 goles y mucho liderazgo. No fue la capitana, pero comandó el ataque con su velocidad, pases entre líneas, su juego pícaro y de barrio que la catapultó a los equipos más importantes del país. Sólo le faltaba ponerse la camiseta azul y blanca y, como alguna vez nos contó: “quiero hacer historia con Alianza”, hoy ha cumplido su promesa.
Así llegaron Sandy Dorador, artífice de una excelente campaña al igual que Cindy Novoa, que se desprendió de tienda crema y que ahora tendrá su revancha en Copa Libertadores, torneo al que no pudo asistir con las merengues por su repentina salida del equipo. En las últimas fechas no jugó mucho por una lesión a la cadera que le impidió saltar a la cancha entre las once, sin embargo, logró adjudicarse los quince minutos finales para agarrar confianza y decirle a la hinchada que estaba presente.
En esta lista de jugadoras que llegaron para triunfar, no podía faltar la goleadora de la Liga 2021. Adriana Lúcar, que con 23 anotaciones fue siempre la carta bajo la manga de este avasallador equipo. Fue la última en llegar proveniente del Sporting Cristal, pero se acomodó muy rápido con su velocidad y su juego vertical, además de su exquisita pegada. Con casi 2 años sin jugar por una lesión que la alejó incluso de los Panamericanos de Lima 2019, Lúcar volvió al fútbol por la puerta grande: convirtiéndose en la máxima artillera y en campeona nacional. Otro sueño cumplido y otra demostración de coraje y resiliencia. Características que le sobran al fútbol femenino en general, pero sobre todo al del Perú, que se repone ante la adversidad cada año.

Alianza Lima ha demostrado que sí se puede trabajar para conseguir la ansiada profesionalización del fútbol practicado por mujeres en el país. No basta con poner a las deportistas a dar la cara por un escudo y mandarlas cada fin de semana a defenderlo. Hace falta un trabajo planificado, objetivos concretos, estrategias que ayuden a posicionar al equipo y que la gente hable de los buenos resultados pero también de la institución, de sus jugadoras y su comando y cuerpo técnico. Hace falta trabajar más en equipo no solo adentro, sino fuera del campo también. Hace falta clubes comprometidos, que inviertan, que crean. Que arriesguen.
Estamos viviendo el auge del deporte femenino en general pero más del fútbol a nivel mundial y Perú tiene que seguir con lo que ya comenzó. Los equipos y la sociedad ya se dieron cuenta que el deporte es uno sólo y que el fútbol es de todos. Hoy es Alianza Lima y su excelente trabajo deportivo y de gestión; mañana deben ser los 12 equipos restantes para que la competencia sea cada vez mayor porque; de una cosa estamos seguros: este campeonato es de Alianza pero, sin lugar a dudas, ha ganado el universo del fútbol femenino del Perú.