Foto: Getty Images | FIFA
Con apenas 2 mundiales disputados, jugadoras relativamente jóvenes, una entrenadora calificada para su cargo y un planteamiento de juego colectivo y explosivo en ataque definen a Países Bajos como candidata para alzarse con su primer mundial femenino y su camino no ha sido por casualidad.
Hace 8 años, Países Bajos no estaba en el radar del fútbol femenino, nunca había participado de un mundial y solo clasificó a una Eurocopa dos años antes. Pero cuando un proyecto se trabaja con capital, talento, planeación y preparación, los resultados llegan por sí solos. El domingo están a 90 (o 120 o penales) de alcanzar la gloria.
Sus futbolistas son celebridades allá, las quieren, las consienten y son imágenes de marcas reconocidas de consumo en Países Bajos. Tras ganar la Eurocopa en casa en 2017, la “Ola Naranja” que invade y llena estadios es esa demostración del amor que sienten sus aficionados hacia el fútbol femenino.
Muchos dicen que es un país liberal, abierta a todo, al consumo de la marihuana, a los matrimonios igualitarios, a que la población en su mayoría prefieren una bicicleta en vez de un coche, pero su desarrollo no tiene techo, su calidad de vida es alta y es un país modelo para el mundo que no deja de sorprendernos día tras día.
Martens, Miedema, Spitse, van de Sanden y 19 futbolistas más llegaron con humildad y respeto a afrontar su segundo mundial en Francia. Nadie daba un centavo por un equipo que no llegaba con la etiqueta de favorita a la final y contra todo pronóstico chocarán contra Estados Unidos, la superpotencia del balompié femenil.
De los tiempos de la Naranja Mecánica, de Cruyff, van Basten, Gullit, Robben y van Persie, 23 mujeres que eran desconocidas en su propio país hace un par de años, son las heroínas de un estilo de fútbol que combina lo mejor de la vieja escuela neerlandesa con el Tiki Taka español: posesión, presión, juego en diagonal, contraataque y juego aéreo.
Es ese país al que erróneamente le dicen Holanda, es Países Bajos, el fútbol vuelto arte muy al estilo de Rembrandt o van Gogh, pero que en el campo de juego es una sinfonía de pases, cabezazos, remates a puerta de todo tipo y goles que han deleitado a todo un país. Su entrega, su compromiso y su identidad ganadora son sus valiosos pilares.
El domingo no será un día cualquiera, porque Sarina Wiegman y su ejército de gladiadoras darán una batalla épica ante un “monstruo” que nunca ha sido eliminado en cuartos de final como Estados Unidos, la clave: hacer su mejor fútbol para derribar la barrera defensiva de su rival y anotar los goles hacia el título.
Están a 90 minutos de hacer historia. El mundo será testigo de una selección que peleaba por sobrevivir en eliminatorias europeas, ahora van por su segundo título absoluto después de la Eurocopa. De no conseguirlo, también habrán hecho historia, porque subirán a partir de la próxima semana al puesto 4 o 5 del Ranking FIFA.
Pase lo que pase, vimos el surigimiento en Francia 2019 de una nueva potencia del fútbol femenino y aunque no lleguen a levantar la copa mundial, su legado de juego rápido, efectivo y preciso perdurará para la posteridad. Países Bajos es el nuevo miembro del club de las selecciones poderosas del fútbol femenino.