Es el primer partido del día, nadie entiende si está festejando un gol o qué hace arrodillada sobre el suelo de la cancha. Un momento donde se conecta con el jugador que solo es notable ante sus ojos. No vale si se pita el fuera de lugar, siempre busca su compañía. No existe ciencia que acabe con su valor, no hay tarjeta roja que lo expulse de su vida.
Bogotá, la ciudad de oportunidades que le abrió las puertas a la boyacense y jugadora profesional de fútbol, Diana Alexandra Chaves Cadena. Ante los ojos del machismo se veía como una meta imposible, pero no hay imposible que acabe con los sueños que se fijan desde la primera infancia.
Si bien en la capital tenía como primer objetivo entrenar y buscar oportunidades en el fútbol, al pasar el tiempo las oportunidades fueron siendo más que deportivas. Para esta jugadora de 21 años estudiar es fundamental en la vida y con la facilidad de enseñar tomó la decisión de iniciar con el pregrado de Licenciatura en Educación Física, Recreación y Deporte en una reconocida universidad de la ciudad.
Se requiere compromiso y responsabilidad al momento de llevar dos cosas que son importantes y que marcan el rumbo de la vida, al menos así lo ha demostrado Diana, quien sabe que para estar en el mundo de fútbol, más que talento, se necesita apoyo.
Desde tener un equipo infantil propio hasta la posibilidad de un país extranjero, son finalidades a las que busca llegar, pero todo esto requiere esfuerzo, madrugar para ir a clase, salir de clase para ir a entrenar y llegar de entrenar para hacer trabajos, un ritmo de vida al cual cuesta acostumbrarse.
Para esta jugadora Dios es el fundamento de todas las cosas, quien ha llenado de bendiciones a su familia y el creador del mundo, fe que viene desde la educación, educación salesiana donde se toma un camino de crecimiento espiritual y donde además se busca beneficiar a la juventud.
El respeto y la alegría son valores que definen a Diana como persona, los cuales también implican una relación con los demás, relación que no es difícil cuando desde casi siempre se ha aprendido a convivir con un equipo que muchas veces hace el rol de familia.
Existen familias con más de 11 personas donde se olvida la posición, la rutina y la condición. Existen familias de cuna donde priman los valores y el legado. Al final en las dos existe el amor, un amor de compañerismo, libertad y pasión, un amor de casa, formación y comprensión.
Aunque para Diana falta confianza en su familia, son un pilar muy importante en su vida, es fundamental sentir el apoyo de ellos y lo único que cambiaría en este momento es el hecho de tenerlos lejos por cuestiones laborales.
Para la mayoría de las madres es complicado al principio asimilar el camino que sus hijos quieren tomar, Irairi Cadena no es la excepción, y aunque en un comienzo fue complicado, con el paso del tiempo se dio cuenta de las capacidades que tenía su hija desde muy pequeña, pues fue la persona que más estuvo en su infancia.
José David Chaves es el principal veedor y cómplice de la lucha que ha tenido su hermana por conseguir lo que quiere, es el compañero que desde la niñez la ha custodiado en cada objetivo, pero sobre todo ha sido un soporte y un aliento para cada juego.
De esta misma forma un equipo de fútbol crea una familia, Diana comparte la mayor parte de su tiempo con ellas, todo esto genera momentos que marcan el transcurso de su vida y sobre todo donde se disfruta el hecho de compartir un gusto que cada vez las une y las hace más fuertes.
A veces se presentan condiciones que evitan jugar tal vez uno de los partidos más importantes de su vida, pero para eso existe la familia o al menos así lo recuerda Diana en un torneo nacional con la Selección Boyacá donde clasificaron a la fase final y una semana antes de viajar se enfermó y la tuvieron que operar, sus compañeras en ese momento estuvieron al pendiente, sintiendo un gran apoyo por parte de ellas.
En esta familia con más de 11, no existe rivalidad porque con el tiempo se ven las metas que tiene cada una y aunque sean similares todas luchan por lo que quieren conseguir.
Entre la amistad y el amor de pareja existen condiciones diferentes, aunque a Diana le cueste hablar del amor, lo ve como el apoyo por parte de la otra persona en momentos buenos y malos, persona que brinda un cariño distinto al que da la familia.
Por otro lado, la amistad es algo que de cierta forma es necesaria para ella, pero a la vez debe tener límites o barreras pues, aunque sea verdadera hay secretos que no se deben contar o al menos reservar para evitar alevosía que después genere coraje y tristeza.
Ahora bien, el paso por muchos clubes le ha enseñado que, aunque en Colombia se haya dado el reconocimiento al fútbol femenino, todavía falta mucha importancia, dejar a un lado el machismo y empezar a creer más en la capacidad que cada una de estas mujeres tiene, buscado así el patrocinio y la confianza por parte de empresas privadas.
Calentamiento, ejercicios de técnica y trabajo táctico, hacen parte de la rutina de entrenamiento y progreso de las capacidades que tiene Diana, aunque a veces le cueste confiar en ellas, se han presentado oportunidades para ir a otro país, oportunidades que por recursos monetarios no fueron posibles, pero que seguramente aparecerán otras nuevas.
Las lesiones son un momento que, aunque se quiera no se pueden evitar, a esta jugadora la ha llevado a perderse partidos importantes y con el paso del tiempo las ha sabido superar, todo esto la lleva a admirar a el que tal vez es el mejor jugador del mundo, Messi, quien a pesar de los problemas médicos que tuvo, ahora está en su mejor momento, convirtiendo cualquier problema en su mayor fortaleza.
Duitama, el municipio de Boyacá que la vio crecer, donde debutó para clubes como Batán y Terranova, le abrieron paso a la Selección Boyacá, Selección Bogotá, Pre-Selección Colombia Sub 17 y donde está actualmente debutando la Liga Águila Femenina, el Cúcuta Deportivo.
A pesar de todas las oportunidades que le brindó este lugar de Colombia, Diana asegura que no se devolvería porque en este momento está haciendo lo que le gusta y aunque le haga falta la familia sabe que estos son sacrificios que valen la pena.
Como a todos, le gusta darse un tiempo de diversión para dejar a un lado la parte académica y deportiva, aunque las fiestas no son recurrentes en su vida, si son momentos que disfruta mucho y con los cuales busca salir de su rutina diaria.
Con gracia acepta que le tiene miedo a las serpientes y a los fenómenos naturales, pero con gran seriedad afirma temerle a la muerte, a que esta llegue a su familia o alguien cercano que afecte la estabilidad e integridad, la muerte que no se puede evitar.
Espera una especialización en fútbol y hasta estudiar fisioterapia, otras de los muchos sacrificios que le costarían pero que sabe que de a poco va cosechando frutos, frutos que con perseverancia pretende alcanzar.
Como a todos en la vida, le indignan cosas que pasan a su alrededor, que maltraten a los animales y sobre todo a las mujeres, también ama la pasta que prepara su papá y quisiera el poder de la teletransportación.
Sus colores favoritos son el rojo y el negro como la camiseta que lleva puesta actualmente, tal vez se convierta en la volante más recordada de Duitama, en el dorsal número 8 que hará historia en la Liga Águila Femenina.