El club Molino Viejo, ya en tercera ronda del Torneo Nacional de Clubes, en su nómina tiene excelentes jugadoras, con experiencia y jóvenes que van tejiendo un gran camino en este deporte, una de ellas es Ana María Fisgativa, volante 10 del equipo paisa.
Su amor al fútbol empezó desde los cuatro años “iba con mi papá y mis primos a jugar”, pero a los 11 años empezó a tomar más en serio este deporte, haciendo parte del Club Deportivo Boyacá, aunque este en ese momento era masculino, “solo habíamos dos niñas porque en ese entonces no era tan habitual ver niñas jugando, y desde ahí empezó mi proceso”.
Aunque es volante 10, no le queda pequeña ninguna posición, ha sido delantera y volante por los costados, en la Selección Antioquia ha sido lateral y volante de recuperación, pero se siente más cómoda en el medio.
Considero que mi juego representa lo que es un volante clásico y mixto como el de ahora, porque en mi juego tengo la responsabilidad de crear jugadas, llevar el equipo hacia la portería contraria, pero además regreso y ayudo en la defensa.
Después de su paso por el Club Boyacá, hizo parte de un equipo llamado Marmar (entrenadora Margarita Martínez), con ellos jugó el torneo infantil Pony Fútbol.
En Molino lleva ya tres años, y ha sido una experiencia muy grata y enriquecedora, “conocí al profesor Álvaro Restrepo (mi entrenador de Molino) por medio de la selección Medellín. En este club he jugado la liga antioqueña de fútbol y este año en el torneo Interclubes”.
Ana ha sido parte de la Selección Antioquia en los torneos nacionales y ha sido convocada dos veces a la preselección Colombia (Sub 17 y Sub 20).
Como toda jugadora tiene sus sueños, y más cuando ya ha sido parte de procesos de selecciones departamentales y nacionales, como lo comentó en la entrevista.
Aspiro a jugar con un equipo profesional, sea en Colombia o en el exterior. Me estoy preparando para lograr mi objetivo más anhelado que es jugar en la Selección Colombia. Quiero tener una carrera profesional y prepararme mejor porque desafortunadamente el fútbol femenino no tiene tanto apoyo como el masculino.
El fútbol siempre se ha caracterizado por ser un deporte lleno de emociones, donde puedes pasar de la tristeza a la alegría o viceversa, donde puedes ser el héroe o el villano, donde te pueden aplaudir o silbar.
Escogí el fútbol porque más que un deporte es un espacio donde uno se encuentra a sí misma, donde puedo expresar muchas cosas con solo tener un balón en mis pies y desahogarme. A parte de eso, por el fútbol uno tiene experiencias, cosas por contar y sentimientos que no se viven en ningún otro lugar, sientes que te llena y hace que crezcas, no solo en lo deportivo sino también en lo personal y social. Y en cortas palabras me apasiona.
Sus padres siempre han sido un gran apoyo. Me acompañan siempre a los entrenamientos y partidos, me brindan ánimo y buscan la manera de que yo siempre mejore.
Sus jugadores referencias son Ronaldinho y Marta Vieira, la crack brasileña y ganadora de múltiples balones de oro.
Como anécdota recordaba que hubo un momento en su carrera que casi todos los goles que marcaba eran de tiro libre, ella dice que ese era su fuerte. Ahora se dedica a practicar mucho más los centros.
Pienso que la liga profesional y el torneo Interclubes son una gran oportunidad para el fútbol femenino porque en estos se presenta un mayor nivel de exigencia y una mayor competencia, y por consiguiente dará como resultado que las jugadoras logremos obtener un nivel más alto y seamos mejores. Además permite que más personas conozcan nuestro juego, nos apoyen y crean en el proceso que se ha venido realizando desde años atrás en cada uno de los clubes femeninos de nuestro país.
Actualmente estudia Profesional en Deportes y “próximamente desearía estudiar fisioterapia”. Y a la vez se turna con los entrenamientos, no solo con Molino sino también con la selección Antioquia, en el que pronto tendrá acción con el Nacional Juvenil.